El riesgo en el juego apenas llega al 0,5 por ciento de adultos españoles

2 agosto 2018 10:27 am GMT | Last updated: 2 agosto 2018 El riesgo en el juego apenas llega al 0,5 por ciento de adultos españoles

El juego en España supone un riesgo para un 0,5 por ciento de la población adulta, según el último estudio de la Percepción Social del Juego 2018 publicado por la Fundación Codere.

Los datos de esta oleada del análisis anual realizado por la Universidad Carlos III de Madrid indican que ese porcentaje es ligeramente superior al del año anterior.

La investigación destaca que en este pequeño fragmento de la población han aparecido inmigrantes jóvenes, que pueden representar entre el 25 y el 33 por ciento de este segmento. Es la primera vez que se ve este dato en el estudio, lo que sugiere que podría estar surgiendo un problema entre esta población.

Los datos «no suponen que el 0,5 por ciento de la población esté en una fase clínica de juego problemático, sólo que está en un umbral anterior, que puede ser episódico».

Los analistas recabaron además estadísticas de las consejerías de Salud de las comunidades autónomas y las asociaciones de afectados. Con esa base, afirman que la población en fase clínica se puede cuantificar, como máximo, en alrededor de 20.000 individuos, es decir, un 0,06 por ciento de la población adulta.  

Al tratarse de niveles muy reducidos, no se especifican sectores sociales en los que el problema esté extendido, sino de «perfiles de riesgo», que dibujan a menores de 25 o 35 años con estatus sociales medios.

«Hay una elevada correlación entre los niveles de riesgo de juego problemático y la duración de las sesiones de juego online», añade el estudio, tomando la duración de esas sesiones «como un síntoma de eventual pérdida de control sobre una conducta».

Estereotipos erróneos

Teniendo en cuenta la polémica en torno a la publicidad del juego online, es relevante la conclusión del estudio que incide en que el enfoque de las políticas públicas para prevenir el juego problemático debe orientarse a acciones de precisión más que a otras extensivas hacia toda la población o a amplios sectores. 

Porque «son esos sectores a los que con frecuencia se califica de vulnerables los que menos juegan. Por tanto, el problema de la vulnerabilidad ante el juego problemático está en otra parte, alejada de los tópicos».

El análisis de la Fundación Codere también estima que se tiende a magnificar las cifras y que el discurso de las visiones negativas sobre el juego «es compartido, paradójicamente, por buena parte de quienes juegan a loterías u otros, aunque estén organizados por el sector público». 

El 85,5 por ciento de la población adulta participó en algún juego en 2017, lo que sitúa el número de jugadores en niveles anteriores a la crisis económica y supone un ligero aumento respecto a 2016. Pero su participación en el sector del azar es más infrecuente. Tomando la perspectiva de una década, ha descendido el número de quienes declaran jugar todos los días o varias veces a la semana y han crecido los que dicen hacerlo menos: una vez al mes o en ese entorno.

También han cambiado los juegos, con un «sensible aumento» de la asistencia a salones, apuestas deportivas y loterías primitivas. Se mantiene la tendencia alcista de las visitas a casinos, de los productos de la ONCE y sigue cayendo La Quiniela. Las tradicionales máquinas en hostelería mantienen estable su capacidad de atracción de clientes. El juego online crece, guiado por las apuestas, con una media de 672.000 jugadores activos en 2017.

El sector ha asistido además a un relevo generacional, en el que la generación mayor de 45/55 años fue apartada bruscamente por la crisis. La asistencia a salones, casinos o apuestas es por un nuevo público más joven. No obstante, «al contrario de lo que se suele decir, los jóvenes juegan sensiblemente menos que la media de la población residente en España», puntualiza el análisis.

En conclusión, el anuario indica que el juego compite con otras alternativas de ocio, especialmente para los jóvenes, y las ofertas de juego que mejor resisten esta competencia son los nuevos salones de juego y las apuestas deportivas. Otros segmentos tienen problemas de adaptación a las nuevas demandas del público y así, casinos y bingos están transformando su clientela, «poniendo en valor su potencial como espacios de relación y entretenimiento».