El juego en España: la cruzada desenfocada contra el online

8 enero 2019 12:59 pm GMT | Last updated: 8 enero 2019 El juego en España: la cruzada desenfocada contra el online

La industria del juego afronta una encrucijada en España, centrada en la imagen que percibe la sociedad. La regulación restrictiva y el esfuerzo de la industria por comunicar datos marginales de juego patológico luchan contra las caras de famosos y las casas de apuestas en barrios populares. ¿Pero cuál es la situación real del sector en España?

Datos de la patronal Cejuego presentados por su presidente, Alejandro Landaluce, en el último Congreso de Anesar en Madrid, revelan que esta industria supone el 0,9 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) español. Y genera 84.712 empleos directos más 167.400 empleos indirectos. 

Un 45 por ciento del sector está ocupado por el juego público, compuesto por la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) y la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE). El 55 por ciento restante es juego privado y corresponde a máquinas, salones de juego, bingos, juego online, casinos y apuestas deportivas. 

Datos de 2017 reflejan que los españoles destinaron 35.054 millones de euros al juego privado, de los cuales 29.704 millones – el 85 por ciento- se destinó a premios. Por tanto, el juego privado tuvo unos ingresos brutos de 5.350 millones. En el caso del juego público, los importes jugados fueron de 10.910 millones de euros, de los cuales 6.704 millones fueron premios, por lo que el juego público alcanzó unos ingresos brutos de 4.206 millones. En comparación, la rentabilidad del juego público es mayor. 

Desde un punto de vista histórico, cabe reseñar que el juego está recuperándose todavía de la crisis económica española, que azotó especialmente al sector privado. Así, Cejuego estima que, entre 2007 y 2017, la industria cayó un 30 por ciento en términos de juego real (GGR), mientras que el juego público lo hizo un 11 por ciento. La aparición del juego online a partir de 2011 empieza a introducir un nuevo concepto de actividad para esta industria y el sector empieza a cambiar hacia un modelo más acorde con nuevas formas de ocio de la sociedad urbana. 

Como señaló el presidente de Cejuego durante su ponencia en el Congreso de Anesar, «tras la salida de la crisis, el sector, al igual que otros, experimenta una reconversión del mercado caracterizada por la aparición del juego online, el crecimiento de los salones de juego, las apuestas y el cambio en las ubicaciones de los casinos, aproximándose al centro de las ciudades». 

Máquinas tragaperras, base del sector

España es un país donde, no obstante, siguen arraigadas tradicionales formas de juego como las máquinas B de hostelería. El país cuenta con 199.417 máquinas B, de las cuales el 80 por ciento están instaladas en hostelería y generan 1,8 millones de clientes al año. Solo esta actividad inyecta unos 1.140 millones de euros al sector anulamente y generan 760 millones de euros en impuestos para las comunidades autónomas. Aunque pueda parecer una cantidad de máquinas elevada, son 60.000 menos que hace una década, según Cejuego. 

Si las tradicionales tragaperras se han reducido, los salones de juego sin embargo han crecido. En el 2017, en España había 16,9 por ciento más salones que el año anterior. En este momento, son 3.150 salones que en 2017 generaron 620 millones de euros en juego real, más de 18.000 empleos y 134 millones en impuestos. Un gran número de salones de juego españoles están integrados en las veinte cadenas instaladas en los distintos territorios del país. 

Si dentro de esta industria en España hay un sector en plena transformación, es el bingo. A pesar de que llegó a haber hasta 900 salas, en 2017 había 310, que generan 8.450 empleos y 620 millones de euros de juego real, además de 230 millones en impuestos. 

Por su parte, las 53 salas de casino españolas mantienen un perfil de cliente tradicional, de generaciones intermedias con nivel socioeconómico medio-alto. Actualmente, también están recibiendo clientes más jóvenes, menores de 35 años. En 2017, generaron 335 millones de euros en juego real y 68 millones en impuestos, además de mantener 7.124 empleos. 

Lo que ha revolucionado totalmente el sector en España ha sido el juego online y las apuestas deportivas desde su regulación en 2011. Dentro de este segmento, las apuestas crecen a un ritmo del 20 por ciento desde 2012 y se han convertido en los últimos años en una fuente de financiación vital para el deporte profesional a través de los patrocinios y acuerdos de marketing. En 2017, las apuestas y el juego online generaron 739 millones de euros en juego real y 32 millones en impuestos, además de mantener 2.350 empleos.

Al contrario de lo que puede parecer, las apuestas presenciales son el 44 por ciento del negocio, mientras que las online alcanzan el 41 por ciento. Y las quinielas se han quedado como un mercado residual, con apenas un 13,5 por ciento del mercado. El juego online está formado en un 44 por ciento por operadores privados y en un 55 por ciento por la compra de participaciones en sorteos y apuestas de SELAE, EAJA (Entidad Autónoma de Juegos y Apuestas Catalanas) y ONCE. 

Podría decirse que la percepción social sobre el juego en España adolece de cierto desenfoque. Porque, pese a la cruzada contra el juego online y las apuestas, éstos representan el 15 por ciento del sector, pero el 55 por ciento está basado en las tradicionales máquinas tragaperras de hostelería. Y la tasa de juego problemático en España se mantiene estable en un porcentaje del 0,3, muy lejos del 0,8 por ciento de Argentina; el 1 por ciento de Brasil; el 1,4 por ciento de Hungría o el 1,6 por ciento de Islandia.

Una imagen negativa

Sin embargo, la percepción social del juego en España pasa por la sensación de aumento de locales de juego y casas de apuestas; el aumento de la ludopatía o la publicidad excesiva y la sensación de acceso de los menores al juego. Como expuso Landaluce, esta percepción social provoca reacciones contra el sector, contenidos mediáticos en contra de la industria y «nos comparan con actividades prohibidas». 

Para combatirlo, desde Cejuego se solicitan al Gobierno medidas que acaben con esa imagen. En este sentido, se reclama la publicación del Real Decreto de publicidad del juego para clarificar hasta dónde ha de llegar la publicidad de esta actividad. «Debe ordenarse la publicidad en cuanto a cantidad, mensajes y horarios y no equipararnos al alcohol y al tabaco, sino al juego público». 

Al tiempo, se hace hincapié en que el sector respaldará todas aquellas medidas que sirvan para evitar el acceso de los menores al juego. Según Cejuego, «el sector del juego siempre se ha comprometido con la administración y la sociedad para cumplir con la prohibición de los menores. No obstante, si existen métodos para mejorar esta tolerancia cero al juego de menores o si la Administración exige nuevos requisitos en este orden, los implementaremos, tanto en presencial como en online».

Y, respecto a la proliferación de locales, Cejuego propone planificación: «La administración debe determinar a qué se juega, donde se juega, con qué intensidad se juega y cuál es la dimensión total de la oferta».

Tras la celebración de este Congreso, la industria abogó en general por cooperar más con las instituciones para ayudar, desde el conocimiento del sector, a mejorar la percepción social del juego y construir una actividad de entretenimiento sin estigmas.