Las recaudaciones de la Junta de Control de Juegos de Panamá (JCJ) para el año 2017 fueron de 86.718.292 dólares. Este número incluye 10 millones de dólares de la extensión del contrato de la española Codere, que renovó por 20 años la operación de ocho casinos y el Hipódromo Presidente Remón.
Sin este ingreso extraordinario, la recaudación real de los juegos de azar fue de 76.718.292 de dólares, una cifra que representa una disminución de 2,3 millones de dólares (2,9 por ciento) en relación a los U$S 79.088.000 obtenidos en 2016.
Las compañías que tienen contratos y concesiones con la JCJ deben dar cada mes un porcentaje de sus ingresos al Estado. Las máquinas tragamonedas de los casinos completos (aquellos que solo pueden operar dentro de hoteles de lujo o cinco estrellas con 300 habitaciones o más) tienen que pagar el 18% de sus ingresos.
Las máquinas tipo A permiten múltiples apuestas en una sola jugada, mientras que las tipo C tienen un límite de 3 dólares por jugada. Los operadores de máquinas clase C pagan 150 dólares mensuales por cada una.
En 2017, las máquinas tipo A generaron 42.174.602 de dólares, 856,000 dólares por encima de la cifra registrada en 2016. Por su parte, los casinos completos recaudaron 20.781.376 de dólares, una disminución interanual de 1,5 millones de dólares.
De acuerdo con lo señalado por la Asociación Panameña de Juegos de Azar (Asaja), la caída se atribuye a la aplicación del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) de 5.5% que dispuso el Gobierno para aumentar las jubilaciones de los panameños.
Además, dice que la industria sufre ante la negativa de los bancos de la plaza de abrir cuentas a las empresas vinculadas al juego porque las entidades financieras estadounidenses que brindan servicio de corresponsalía en el país sostienen que los controles sobre el sector del juego no son suficientes para prevenir el lavado de dinero.
