El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha reafirmado esta semana de nuevo su respaldo a favor de la legalización del juego en el país, durante una reunión con el diputado Newton Cardoso Junior.
No obstante, el presidente brasileño añadió que la decisión debe ser del Estado. El diputado Cardoso propuso a Bolsonaro que se legalice la actividad del juego principalmente en los casinos de los resorts turísticos, y aseguró que ésta será una de sus prioridades en la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados, de la que es presidente.
A mediados de julio, Cardoso entregó al presidente de la Cámara brasileña, Rodrigo Maia, una solicitud para que su propuesta de legalización de los juegos de azar sea votada antes de septiembre de este año.
El Proyecto de Ley 442/1991 une 20 propuestas de reglamentación de juegos ya existentes y autorizaría la apertura de casinos en varias ciudades del Brasil. Ante esta oportunidad, empresarios de la red hotelera ya se han puesto manos a la obra para planear inversiones millonarias con el objeto de reactivar las salas de juego.
«Hicimos un acuerdo con Rodrigo Maia para concentrar el foco en este tema, que consideramos fundamental para el desarrollo del turismo en Brasil, ya que va a aumentar el número de visitantes, a generar empleos y, consecuentemente, la economía del país”, indicó el diputado Cardoso Junior en ese momento.
En la actualidad, se estima que Brasil cuenta con más de 600 salas de juego ilegales, y al menos 150 casinos que también funcionan sin autorización. De ser tratado y aprobado, el proyecto habilita la legalización de todos los juegos de azar: casinos, bingos, loterías federales y estaduales, la aceptación legal del “jogo do bicho”, las apuestas deportivas y las realizadas por vía electrónica (online).
En cuanto a los casinos, éstos podrían implantarse en los Estados con una población de hasta 15 millones de habitantes; aquellos que tienen entre 15 y 25 millones podrían tener dos salas, y tres para quienes cuentan con más de 25 millones de habitantes.
