La Unidad de Integridad del Tenis (TIU), el organismo creado en 2008 para tratar de combatir la corrupción en ese deporte, le aplicó una dura sanción al jugador chileno Juan Carlos Sáez.
Fue suspendido por ocho años y multado con 12.500 dólares por «incumplimiento del Programa Anticorrupción». Según la TIU, Sáez no cooperó con una investigación de ese organismo y no reportó un intento de soborno en un Future disputado en Chile.
Cuando Sáez fue entrevistado por representantes de la TIU debido a las alertas de apuestas sobre los partidos en los que había participado, el jugador que actualmente ocupa el puesto 1082º del ranking ATP (sin embargo, no compite desde noviembre del año pasado) no cumplió con el pedido de proporcionar su teléfono celular para los análisis forenses, precisó la TIU. Además, el tenista reconoció haber recibido «un enfoque corrupto» en un Future jugado en su país, que no informó a las autoridades, tal como indica el reglamento.
De todos modos, enterado del castigo, Sáez desmintió que no haya colaborado con la TIU. «Yo el año pasado dejé un día mi teléfono con ellos (por la TIU) en Bélgica. Tengo testigos (…) A los tipos les pica el orto porque ya no juego y sigo teniendo ranking», expresó Sáez en declaraciones a emol.com, de Chile.
La sanción a Sáez no fue sorpresiva para mucha gente en el ambiente tenístico chileno, ya que su nombre fue varias veces vinculado a los arreglos de partidos y a las apuestas. De hecho, Ulises Cerda, expresidente de la Federación chilena de tenis, en 2016 contó haber recibido una notificación de una agencia polaca en el que supuestamente detectaron flujos inusuales de apuestas en partidos de Sáez y Ricardo Urzúa (otro jugador chileno) en un Future de la ciudad de Talca, en 2016. A partir de esa declaración, Sáez y Urzúa presentaron cargos contra Cerda por haber divulgado «a la opinión pública» esa información y el dirigente fue inhabilitado para ocupar cargos en federaciones deportivas por dos años por el Comité Nacional de Arbitraje Deportivo.
Saéz, además, había admitido en 2016 al diario El Mercurio: «Se me han acercado muchas personas para ofrecerme eso (arreglo de partidos), pero la verdad nunca acepté, más por miedo, ya que siempre, tarde o temprano, se descubren estas cosas». En ese momento expresó que «muchas veces pensé en aceptar, porque hay que costearse las giras y la necesidad es grande, pero repito: nunca lo hice básicamente por miedo».