La Cámara de Diputados de Brasil retrasa hasta marzo el debate sobre la legalización del juego. Esta decisión llega pese a su carácter urgente y el marco regulador de los juegos de azar deberá esperar un poco más todavía en Brasil.
Este retraso surge tras el acuerdo entre el Frente Parlamentario Evangélico, el presidente Arthur Lira y el ponente Felipe Carreras, según medios brasileños. Los partidos evangélicos buscan articular el rechazo al proyecto con el argumento de que el debate telemático no es lo ideal para un tema tan relevante.
Por su parte, los partidos favorables a la regulación se mantienen optimistas como es el caso del ponente Felipe Carreras que ha declarado que “obtuvimos 293 votos a favor en la votación sobre la solicitud de urgencia, en diciembre. Hoy veo una simpatía aún mayor, con los medios de comunicación anunciando el proyecto».
La oposición al proyecto es frente común entre el grupo evangélico y la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB). Sus argumentos son contrarios a los de que esta regulación puede ayudar a la recaudación de impuestos y a la creación de empleo, y afirman también que la legalización del juego puede aumentar los problemas de adicción.
En todo caso, el proyecto ya presenta algunos mecanismos para intentar resolver los problemas señalados. Según el texto, los jugadores podrán participar en las apuestas sólo a través de un registro público y también está previsto destinar parte de los ingresos a programas de salud contra la ludopatía.
